Tuesday, November 07, 2006

Tarea 8. La racionalidad ambiental.
La teoría social y cultural ha sido el medio del hombre científico por el cual conoce, explica y se apropia de su mundo social. Es a través del uso exhaustivo de la razón, la práctica y la experimentación que este hombre científico ha alcanzado modos para hacerlo. Sin embargo, desde los comienzos de las teorías, éstas se han enfocado a un área particular del conocimiento: la biología, la sociología, la ecología, la economía que le han dado cabida y respuesta a las cuestiones del momento que le atañen a cada saber.
Tenemos ahora una nueva propuesta que busca romper con estas barreras que el mismo conocimiento se ha impuesto y que busca abarcar lo que al conocimiento y al propio ser más le atañe: el mismo Ser, desde una propuesta integradora que a su vez reconoce la diversidad como el medio para entender y apropiarnos de nuestro mundo común.
El saber ambiental surge así del cuestionamiento del discurso social y económico dominante en la medida en que cuestiona y plantea que el ambiente y su dinámica de funcionamiento entrecruza las fronteras sociales, raciales, económicas, etc. Es decir, plantea que lo que acaece en el mundo ambiental es parte de todos y recae sobre todos. De esta manera pone en la mesa la necesidad de elaborar nuevos paradigmas del conocimiento y nuevos saberes para construir con ellos otra realidad social que traspase, así mismo, las fronteras del conocimiento científico que, como dije anteriormente, se han impuesto de manera casi natural.
De esta misma lógica resulta el conocimiento de la crisis ambiental, del pensamiento con base en el cual hemos construido y destruido el mundo globalizado y nuestros mundos de vida. En este sentido, la racionalidad ambiental cuestiona la vida y crisis ambientales, y más importante la forma entera de entender y vivir el mundo y sus dinámicas y busca volver, entonces, al ser en sí “para restablecer el vínculo entre el ser, el saber y el pensar” para situarse en el “ambientalismo como política del conocimiento y de la diferencia, en el campo del poder en el saber ambiental, en un proyecto de reconstrucción social desde le reconocimiento de la diversidad y el encuentro con la otredad” (Leff, 2005: 243). Es decir, su construcción implica al mismo tiempo “la desconstrucción de la racionalidad dominante, que a su vez implica la descolonización y la emancipación de los saberes locales” (Ibíd.: 277).
Y es a partir de la diversidad y el encuentro con el otro que se reconoce la complejidad ambiental, el cual implica el entrelazamiento de lo físico, biológico y cultural, y a partir de la cual se genera una nueva política de la diferencia de nuevos actores por la apropiación de la naturaleza, de su medio. Esta nueva política considera “los procesos de significación, valorización y apropiación de la naturaleza que no se resuelven ni por la vía de la valorización económica de la naturaleza, ni por la asignación de normas ecológicas a la economía” (Ibíd.: 256).
De este modo me parece que de la propuesta de Leff es bien importante rescatar el valor ontológico que pone a considerar. Es decir, este ser humano que actúa y construye y que a través de su acción y construcción social, y a su vez teórica, ha perdido lo esencial de sí: el ser que conoce, que piensa, que sabe, y por lo tanto, el ser que es capaz de actuar y transformar su propio medio, antes de que su medio lo abarque todo y lo deje sin esa racionalidad. Leff dice que “la racionalidad ambiental es el orden donde el saber encuentra su arraigo en el ser” (ibíd.: 251). De este modo, la racionalidad ambiental no es más que volver a eso a esa capacidad conocedora y creadora de un mundo desde nuestro propio mundo, desde, dice él, el reconocimiento de la diferencia, en un proceso en el que se va configurando una identidad en la que va encarnando y arraigando, desplegándose en prácticas y haciéndose lo que Bourdieu conoce como hábitus: las estructuras estructurantes de nuestro pensamiento y nuestra acción.
Leff lanza una pregunta que creo que es bien importante de retomar: “si el saber ambiental reestablece el saber en el ser ¿cuál es el espacio de la relación entre el ser y el ambiente?” (Ibíd.: 282). Y me parece que es importante dado que el espacio entre el ser y el ambiente, ha sido de no reconocimiento del “otro” y por lo tanto siempre ha sido un espacio de dominación desde el cual se ha construido la racionalidad dominante que la propia racionalidad ambiental busca transformar. Una vez que se transforme esta racionalidad probablemente no quedaría ya espacio entre el ser y el ambiente, sino que se constituirían en un mismo espacio social.

Monday, November 06, 2006

Tarea 7.

Me parece que el planteamiento del autor en cuanto a los efectos de la sinergia en el ámbito natural puede conducirnos al social, ya que de algún modo, tomando los términos que de la explicación basada en el mundo natural emanan puede explicarse el social.
En este sentido, Corning afirma, entre otras cosas, que la interconexión y cooperación interna de un sistema complejo que “produce positive functional consequences (…) can become "units" of selection that differentially favor the survival and reproduction of the "parts"”(Corning, 1998: 18). Sin embargo, no debemos considerar que únicamente son los grupos con acciones cooperativas (Corning se refiere a las de la naturaleza) que producen efectos positivos los que se pueden convertir en “unidades” favorecidas, ya que en el caso de Oaxaca, por ejemplo, en el que los grupos que se enfrentan se conducen a través de “acciones cooperativas” de manera interna, entendiendo esto como el concepto básico de sinergia y que producen, para sí, consecuencias positivas funcionales que los debiera posicionar como las “unidades” de selección que se vean favorecidas por el proceso, habrá uno de los dos grupos que, en términos reales, no se vea favorecido por él, a pesar de la sinergia que dentro de él pueda haber.
Hay casos muy evidentes, como el del CGH de la UNAM en que la ruptura interna, la falta de cooperación, y sobre todo de entendimiento, generó el fracaso exterior del movimiento y la pérdida de apoyo. ¿Qué diferencia, entonces, a un grupo con sinergia de uno sin ella? Volvería aquí a una aseveración del mismo autor cuando se refiere a la selección natural y dice que “natural selection is about adaptively significant changes in organism-environment relationships” (Ibíd.: 17). Es decir, podría afirmar que en tanto haya una transformación significante dentro del grupo y de sus integrantes que los conduzcan hacia fines comunes es posible que exista la sinergia necesaria para generar acciones comunes como grupo. Es decir, el pueblo tzotzil no es un pueblo con sinergia únicamente porque habla la misma lengua y tiene un pasado histórico común. Sin embargo, en el caso de los chamulas expulsados por razones religiosas, y que tuvieron que establecerse en otras tierras hubo (o hay) una fuerte sinergia que los ha mantenido como grupo. Valdría la pena preguntarnos entonces, si la sinergia, entendida así, es una característica constante de los grupos sociales o responde también a diversas necesidades de agruparse y cooperar de manera interna y por lo mismo es una característica transformable.
En algunos otros casos, la sinergia puede referirse a la discusión de cómo “groups are able to contain or override individual advantages for the "good of the group"” (Ibíd.: 22), lo cual yo cuestionaría en algunos movimientos revolucionarios, por ejemplo, en el que un líder representa simbólicamente la existencia, “unión” o sinergia de un grupo, y finalmente este mismo grupo no es capaz de sobrellevar las intenciones o ventajas individuales por su propio bien. En el caso del EZLN considero que el protagonismo del Sub Marcos, puede poner en duda este fin, pues en algunos ámbitos, las razones que daban fuerza al grupo se han desvanecido y opacado por el exagerado ego protagónico de quien los representaría.
De este modo, y con estos ejemplos, me parece evidente que un grupo con sinergia es un grupo con poder y con una identidad bien definida por la misma dinámica. Sin embargo, creo que es necesario considerar que esta sinergia no se refiere únicamente a la cooperación que existe dentro de un grupo particular, sino que puede generarse también entre diferentes grupos para generar algo más, y aquí es donde debemos considerar que esto tiene lugar en un sistema-mundo que es en sí, un sistema complejo que se rige por su propia sinergia.

Corning, Peter A., (1998) The Synergism Hypothesis. On the Concept of Synergy and It's Role in the Evolution of Complex Systems, EUA.