Thursday, June 07, 2007

Creo que los dos textos revisados tratan de dar cuenta de que el aprovechamiento o uso que el hombre ha ejercido sobre el medio natural es una práctica que tiene más tiempo del que normalmente se piensa. De este modo, rompiendo con el mito de la América virgen y salvaje que se comparaba con el bíblico Paraíso Terrenal (en particular justamente la zona del Amazonas), se hace evidente que la mano del hombre ha estado presente en la transformación permanente del ambiente natural: caminos, ciudades, erosión, quemas, asentamientos, etc., son sólo algunas de las características comunes que se encontraban en las grandes ciudades y sus territorios que encontraron los españoles al llegar a América. Con más de 800 millones de habitantes (Denevan, 1992), se podría decir que las poblaciones funcionaban con la infraestructura y elementos que ahora son característicos de la vida moderna (caminos, instalaciones, etc.).

Es así que las modificaciones que ha vivido el medio ambiente y su constante “reconstrucción” no son terribles consecuencias de un sistema que se ha “impuesto” desde el descubrimiento de América, sino el resultado de miles de años de paulatina transformación.

Tal es el caso específico del Amazonas (Cleary, 2001) en donde desde la prehistoria ha habido una fuerte influencia del hombre en lo que el autor reconoce como el “paisaje” de la zona.

Es así, que en cinco etapas que el mismo autor reconoce, y que van desde: 1. la temprana ocupación humana; 2. la despoblación causada por los europeos; 3. la reforestación natural o reapropiación de la misma naturaleza; 4. la expansión de la economía colonial basada el la extracción de recursos primarios; y 5. la fase de cambio ambiental y fuerte explotación del caucho., se puede entender la transformación del espacio “silvestre” a lo provocado por el hombre bajo el concepto de “paisaje” que permite entender la interacción entre ecosistemas y el ser humano desde la era del pleistoceno.

Así pues, ¿de donde viene esa romántica imagen, no sólo del “indio salvaje”, sino de la América “salvaje” “paradisíaca”? Resulta entonces que es una mera construcción imaginaria de aquellos que después de la destrucción, siglos después, comenzaron a explorar y entonces “encontrar” aquel paisaje en el que reconstruyeron una larga historia que tenía ya siglos de transformación.

Me parece que la ruptura de estos mitos permite entender la historia, y sobre todo los espacios donde se construyó esta historia de otra forma. ¿Cómo construimos y hemos construido nuestro propio mundo? Resulta entonces que no únicamente hemos contribuido en su destrucción, sino en su misma construcción y reconstrucción . Así, podría ser entonces que esto que estamos viviendo como el preludio de una irremediable catástrofe, sea el comienzo de una nueva transformación…



Denevan,W. (1992) The pristine myth: The landscape of the Americas in 1492. Annals of the Association of American Geographers, Vol. 82: 369

Cleary, D. (2001) Towards an environmental history of the Amazon. LARR Vol. 36, No.2: 65-96.

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